EL CLAN
- Concurso de Microvídeos con Smartphone
- 18 feb 2016
- 3 Min. de lectura
Ficha Artística
Arquímedes Puccio GUILLERMO FRANCELLA
Adriana Puccio ANTONIA BENGOECHEA
Alejandro Puccio PETER LANZANI
Epifanía Puccio LILI POPOVICH
Maguila Puccio GASTÓN COCCHIARALE
Silvia Puccio GISELLE MOTTA
Guillermo Puccio FRANCO MASINI
Ficha Técnica
Dirección: PABLO TRAPERO
Producción: GUSTÍN ALMODÓVAR, PEDRO ALMODÓVAR
Guión: JULIAN LOYOLA, ESTEBAN STUDENT, PABLO TRAPERO
Fotografía: JULIÁN APEZTEGUIA
Montaje: ALEJANDRO CARRILLO, PABLO TRAPERO
Música: SEBASTIÁN ESCOFET
2015. Argentina-España, 110’ Color
Sinopsis
Argentina, comienzos de los años 80. Detrás de la fachada de una típica familia se oculta un siniestro clan dedicado al secuestro y asesinato como modo de vida. Arquímedes, el patriarca, lidera y planifica los operativos. Alejandro, el hijo mayor, estrella del club de rugby, se somete a la voluntad de su padre para “marcar” posibles candidatos y se sirve de su popularidad para no levantar sospechas. Todos los integrantes de la familia son cómplices en mayor o menor medida y disfrutan de los beneficios que permiten los suculentos rescates pagados por los familiares de los secuestrados.
Palmarés
Premios Goya: Nominada a Mejor película hispanoamericana.
Festival de Venecia: León de Plata al Mejor director.
Festival de Toronto: Mención especial del Jurado.
Festival de Miami: Mención especial del Público.
Pablo Trapero
Nace en 1971 en Buenos Aires. Tras estudiar en la Universidad del Cine, comenzó su carrera con la realización de algunos cortos, hasta que en 1998 realizó su primer largometraje, Mundo grúa. En 2002 realizó El bonaerense, en la que aborda los temas de la inseguridad y de la desocupación, narrados dentro del marco de la corrupción policial. En 2004, realizó Familia rodante, una road movie con tintes de comedia, a la que siguen Nacido y criado (2006), Leonera (2008), Carancho (2010), 7 Días en la Habana (2011), Elefante blanco (2012) y El clan (2015).
NOTAS DEL DIRECTOR
Lo más importante de El clan es la relación entre un hombre y su hijo, y eso ya estaba en las tragedias griegas, es universal. Tuve referencias de películas como Él (Luis Buñuel, 1953), donde el actor de telenovelas Arturo de Córdova hacía su primer papel de villano. En ese largo, igual que en El clan, está esta cosa de la convivencia del drama y el absurdo, con situaciones que se viven con mucha naturalidad cuando, en verdad, son ridículas y surrealistas. A través de vínculos cercanos y conocidos como son los lazos familiares, estoy invitando al público a mirar esta realidad tan lejana, porque no hay una persona igual en el mundo a Arquímedes Puccio. Es imposible identificarse con él. En el proceso de investigación, los peritos nos decían que es un caso que se estudia fuera de Argentina por lo atípico. Hay muchos elementos mezclados: la manera en que el progenitor involucró a su familia en la ejecución y el encubrimiento de los crímenes, el discurso de que iba a cuidar de sus hijos y de su mujer, cuando en realidad los destruyó… Durante la preproducción tuve acceso a instantáneas familiares. En ellas, la madre siempre luce espléndida. Arquímedes no abraza a sus hijos, siempre está medio tenso, nunca los besa, ni en los cumpleaños. En las fotos puedes intuir en él tensión, frialdad, una actitud de estar muy alerta. En cambio, su mujer estaba feliz. Hay fotos de viajes por Europa donde se la ve disfrutando de los beneficios del trabajo de su marido, pero como si desempeñara un empleo decente y normal.
Antes de empezar a indagar me imaginaba que la casa debía ser un escenario de freaks, donde flotaría una sensación de violencia, pero la gente con la que fui hablando me informó de que Arquímedes era un tipo que sentía adoración por su hija más chica, de que la más mayor daba clases, de que la familia estaba integrada en la sociedad e iba a misa los domingos... Durante muchos años hubo manifestaciones de apoyo porque sus vecinos no creían que fueran culpables y lo achacaba a un error. El 23 de agosto de 1985, la familia Puccio era arrestada, acusada de cuatro secuestros, aunque se sospecha que participaron como “anfitriones” en muchos otros casos de cautiverio. Una historia como la del clan Puccio es inimaginable hoy día en Argentina. Esta familia se puede entender como el síntoma de un contexto: cuando existe una sociedad cómplice, que mira para otro lado. Este tipo de historias, que en general son muy de la novela negra y del thriller cinematográfico, son emergentes de una sociedad donde las personas que tienen la capacidad y la fuerza para resolver los problemas no las usan para esos fines. No son casos aislados. No hay solo un loco. Siempre funcionan como un feedback de la indiferencia.
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